Supongamos que usted esté en una sala de juntas donde se realiza un "Brainstorm", alrededor suyo usted hay publicistas, mercadélogos y altos directivos de Sony Music. El tema que se discute es proponer un nuevo artista que posicione nuevos nichos de mercado.

El director pide sugerencias, y después de un prolongado silencio usted levanta timidamente la mano y dice:

¿Qué les parece un Clérigo Judio cantando reggae como Rastafari?
...(sic) después de todo son 2 personas, espirituales ¿no?

Como el apache rapero y el esquimal folk no obtuvieron la misma aceptación, usted es el creador de la "nueva propuesta" musical conocida como: Matisyahu.

Claudia y Valeria recorren por tercera vez el medio centenar de puestos instalados a las afueras del Auditorio Nacional. Después de varias sondeos se hacen a la idea de que deberán elegir entre beber una cerveza o comprarse la anhelada "playera del concierto". Valeria suelta un "Hay puro pinche fresita wey!" que suena mas a escarnio que a conjura.

Lo que son las cosas, la banda que Clau y Vale van a ver tocar por segunda vez en México ha proclamado que lo "chic" es rockear usando ajustadas ropas de diseñador y cortes de pelo que rinden culto a lo metrosexual. Esta noche está bien verse fresón y efectuar coreografías al rockear, ésta noche toca Franz Ferdinand.

Desde su nombre, la banda de Alexander Kapranos obedece mas a un concepto artístico que a una tendencia musical, los graduados de la Universidad de Artes de Glasgow decidieron nombrar a su banda igual que el prolífico archiduque hungaro-austriáco cuya vida se hizo importante al morirse.

Son pasadas las 9 y media y las luces se apagan, entregando el escenario al grupo escocés. Los Ferdinand se apoderan del Auditorio Nacional, desde la primer canción el vocalista acude a los lugares mas comunes para ganarse al público mexicano: "Buenas noches Metsico!"

Los acordes sordos de "Im your Villain" hacen retumbar el Auditorio no tanto por la acústica sino por el zapateo de los cerca de 5 mil jóvenes espectadores que comen de la mano del rubio vocalista.

Cuando los Ferdinand tocan "Dark of the matinee" Clau y Vale corean puntualmente el estribillo: "So find me and follow me through corridors, refectories.." convencidas de que podrían seguir a los gueritos hasta el mismisimo infierno.

"¿Están listous para bailar?" grita Kapranos con su lastimoso español, mientras surgen las primeras notas de la canción que los proyectó a los cuernos de la luna: "Take me out."

Uno de los momentos estelares de la noche surge cuando el baterista Paul Thomson demuestra de que está hecho al interpretar un delirante solo al que se incorporan el bajista y guitarrista para golpear las tarolas de una batería que se ve apabullada ante tanto macanazo rítmicamente sincronizado.

Las canciones mas esperadas van llegando: "Do you want to", "The Fallen"
y "40 Ft" llegan justo antes de que los Ferdinand se abandonen momentaneamente el escenario.

Después de unos minutos regresan para interpretar tres canciones más, entre ellas "Tell her tonight", "Jacqueline" y "This Fire" último tema de la noche.

Los Ferdinand pensaron que sería muy "Chic" concluir su concierto rindiendo culto a lo Kitsch y surrealista de la ciudad de México, y que mejor manera de hacerlo que invitando a 4 percusionistas vestidos como danzantes prehispánicos reclutados en el Zócalo de la ciudad.

El último tema de Franz Ferdinand en México proclama su triunfo sobre suelo azteca quemando las naves: " This fire is out of control, I'm going to burn this city
Burn this city!.." Los escoceses se retiran después de un concierto que deja ardiendo los corazones de sus fans, incluyendo los de Claudia y Valeria, quienes salen rumbo a la estación del metro con los bolsillos vacios, pero portando orgullosas su camiseta, su laringitis y el zumbido en los oidos que les durará hasta el día siguiente, cuando alguien en la prepa les pregunte que tal estubo el concierto.