Cualquier corredor que lea estás líneas no dudará, pero ni tantito, en darme la razón cuando les digo lo siguiente: ¡Vale la pena entrenar cerca de 100 horas para ganar 2 minutitos!

Explícome; este domingo corrí los 10 k de Imagen en el circuito del Paseo de La Reforma bajo el antecedente de no haber podido bajarle ni un minuto a mi récord de 54 minutos en la última carrera. La experiencia aleccionadora me hizo meterle duro a los tenis y paulatinamente fui subiendo la cantidad de mis entrenamientos para mejorar en velocidad y resistencia.

A diferencia de otras carreras, en ésta me propuse hacer una carrera personal, sin jalones para subir el ritmo ni piques con otros corredores, tanto me clavé con ir midiendo el ritmo por kilómetro que en algunos tramos corrí por la acera de Reforma y solo tomé agua hasta el segundo abastecimiento para no bajar el ritmo.

El primer kilómetro lo corrí en 6 minutos, de ahí en adelante fui subiendo el paso y para el Km 5 ya iba a un ritmo de 5:20 por kilómetro, con pulmones y con las mejores canciones de mi Playlist listas para cerrar fuerte. Al kilómetro 7 comenzó a sonar “Brianstorm” (la nueva de los Arctic Monkeys) en mi Ipod, la rola me inyectó motivación y me hizo agarrar una subida de velocidad que me sirvió para llegar al Km 9 abajo de los 50 minutos y con un muy buen colchón para bajarle a los 53 minutos.

Le subí a la velocidad en los ultimos 500 metros tratando de cruzar la meta en 50 minutos, pero las piernas no me dieron más y entré con un 51:47 bastante decente, pues me permitió bajarle dos minutitos a mi mejor crono en los 10 K y avanzar rumbo a la zona de recuperación con una sonrisota en el rostro.




Algunos podrán decir que no vale la pena sufrir por una satisfacción tan leve, que está mas intenso ponerse una guarapeta con caguamas de Cerveza Sol Brava, fumarse media cajetilla de Marlboro (Light, pa no hacerse tanto daño) ó meterse al Slam en un concierto de la Sekta Core.

La verdad es que a mi no me corresponde decir que está chido o no hacer. - además que hueva tratar de hacerlo ¿no? - Yo solo puedo reproducir en estas líneas lo bien que se siente alcanzar un objetivo personal que justifica todo el entrenamiento, y que motiva a esperar ansiosamente la siguiente competencia para seguir mejorando.


Después de todo, lo bueno dura poco ¿no?

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Llevo cerca de 4 meses colaborando en revistas musicales.

No fue fácil encontrar espacios donde publicar, fueron muchísimos los mails que envié sin recibir respuesta, pero han podido mas mis ganas por hacer las cosas que la negligencia de algunos editores.

Ahora que algunas revistas comienzan a darme espacio me he enfrentado al reto de elegir las 4000 palabras correctas. Las que evitan los "lugares comunes y las figuras poéticas", y favorecen los “argumentos concretos y contundentes”.

El proceso ha sido completamente autodidacta. En mas de una ocasión me he dado de topes por un texto que envié y no me llenó por completo. Pero también he encontrado momentos de inspiración en que he recuperado algunas de esas cosas que te hacen sentir vivo, y que parecen desvanecerse conforme te acercas a los 30, -léase, conforme comienzas a hacerte viejo- .

Escribir es una actividad liberadora, es crear algo en donde solo existía un limbo blanco. Es moldear una figura con palabras, embellecerla con adjetivos y darle vida con argumentos orgánicos.

Para llegar a crear hay que luchar; primero contra la redacción y la síntesis, y luego contra el fuego amigo del editor. Publicar un texto de manera integra puede ser un glorioso triunfo o una contundente derrota si te das cuenta de que repetiste la palabra “banda” cuatro veces en dos parrafos.

Para el maestro Juan Villoro “Solo hay una cosa mejor que escribir un texto: "Re-escribir un texto”. Tal vez por esa razón los blogs sean tan populares, los blogs tienen la virtud de reconstruirse en tiempo real.

En el caso de la letra impresa uno solo es dueño de sus propias decisiones y de sus propios errores.

Labels: Interiorismos

Razorlight
12-03-2007
Salón 21

Aunque algunos fans from hell se atribuyen el crédito de que Razorlight haya tocado por primera vez el territorio nacional, lo que es un hecho es que la noche de este lunes (no se rían, de verdad tocaron en lunes!) los ingleses prendieron el escenario del Salon 21 valiéndose de su arma mas poderosa: Johny Borrel.

Ante un público predominantemente jóven, Razorlight saltó al escenario pasadas las 10 de la noche para tocar "In The Morning". Después vinieron "Dont Go Back To Dalston", "Golden Touch", "Somewhere Else" y la mayoría de los éxitos de su celebrado disco début "Up all Night".

Durante todo este tiempo Johny Borrel se encargó de mantener encendida a la audiencia, incluso se tomó unos minutos para agradecer a sus fans el haber reunido firmas en My Space para exigir que Razorlight llegara al DF. No es casual que en el país que se ha adoptado a la manifestación como segundo deporte nacional se celebrara de manera unanime este triunfo en favor del rock.




Uno a uno los clásicos desfilaron en el escenario hasta llegar a los momentos mas intensos de la noche con "To The Sea", "Kirby's House" y "Stumble & Fall", en ese momento Borrell tomó el micrófono y pareció hablar en serio cuando dijo "...Its good to be so far away from home to play only one show".

Labels: Introspecciones Musicales

Es difícil imaginar que dentro de las entrañas de la ciudad aún sobrevivan lugares arbolados en los cuales refugiarse del tedio, de la gente, del ruido y el asfalto.

Aunque el lugar común obliga a invocar la nostalgía en algún recobeco de bosque, algunos preferimos acudir a las ruinas de lo que alguna vez fue un valle de árboles gigantes para liberar la tensión moviendo las piernas.

Cada que puedo me interno en mi pequeño oasis de vegetación, una vez ahí mi única compañia son solo algunas ardillas, ciertas aves y otros seres similares a mi, personajes que igual que yo juegan a que son libres, a que no hay rutinas, a que no existe mas horario que el que marca el cronómetro y a que el gimnasio está donde queremos que esté.

Corremos porque a cada zancada dejamos atrás las dudas y los problemas, corremos porque en cada gota de sudor y en cada segundo encima de nuestra meta no solo vencemos al relój, sino que nos vencemos a nosotros mismos.

Dentro de la pequeña isla verde el clima es más templado, se respira mejor y es posible darse cuenta que aunque mínimos, aun existen espacios bellos por los cuales seguir amando a una ciudad caótica.

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