Sunday, August 23, 2009
Black Beauty y los Arcos del tiempo

Los viajes se matizan por el medio con que se accede a la aventura. Quienes tenemos el enorme placer de manejar una motocicleta sabemos que la experiencia solo se vive a plenitud cuando se tiene un contacto directo con los elementos de la naturaleza.



Así las cosas, el sábado me decidí a explorar las posibilidades de mi Black Beauty en territorios donde los fraccionamientos y los conjuntos habitacionales comienzan a ceder su espacio a terrenos verdes, a milpas y a campos arbolados en los que aún es posible ver ganado pastando.

Decidí iniciar el trayecto desde Cuautitlán Izcalli después de las 4 de la tarde, dando tiempo a que el sol bajara su intensidad y me permitiera enfilarme hacia Tepotzotlán con un clima templado y con el cielo nublado.

Circulé hasta ese municipio sin problemas, de ahí tomé la desviación hacia Cuautlalpan y Villa del Carbón que me llevaría a mi destino final: Arcos del Sitio, un hermoso sitio arquitectónico caracterizado por un enorme acueducto de más de 60 metros de altura y cuya construcción fue encargada por el Duque de Regla en el siglo XVII para alimentar de agua a las grandes haciendas agrícolas de la región.

El también llamado Acueducto de Xalpa, cruza un acantilado que requirió la construcción de los 46 arcos superpuestos que conforman la impresionante construcción de 438 metros de longitud, y que hace de Arcos del Sitio uno de los acueductos más grandes de América Latina.


La salida de Tepotzotlán fue un tanto complicada debido a la carga vehicular provocada por un trailer que batallaba con los topes en los tramos de subida. Si ya de por si un tope en una subida es paradójico, imaginar un trailer circulando en una vía de dos carriles es todavía más absurdo. Afortunadamente, unos metros más adelante recurrí a mis ventajas de motociclista para rebasar al trailer junto a un par de repartidores de pizza con los que rodé hasta el fraccionamiento campestre de las Cabañas.

Confirmar que circulaba en la dirección correcta fue sencillo, pues los señalamientos ubicados desde las afueras de Tepotzotlan me marcaron el camino y me indicaron que la distancia entre ambos puntos es de 22 kilómetros. Aproximadamente a los 5 kilómetros se termina la zona urbana y los terrenos ejidales, y su belleza característica en esta época de lluvias sale a relucir haciendo más atractivo el viaje. Los colores, los aromas y hasta las temperaturas cambian radicalmente y vuelven al recorrido una experiencia rica y emocionante.



Como en todos los viajes de aventura, el camino ofrece sobresaltos que se disfrutan en los primeros kilómetros, pues el trayecto de dos carriles ofrece subidas y bajadas en los que es posible encontrar colinas que regalan paisajes hermosísimos. Por desgracia, esta belleza contrasta con el deteriorado estado de la carretera que por momentos emula a un campo atrincherado que castiga las suspensiones de los coches, pero que el motociclista común puede driblar alegremente.

A 4 kilómetros de Arcos del Sitio hay una desviación que lleva a un camino en línea recta que desemboca en el Parque y en donde pude subir hasta cuarta para mantener la velocidad crucero en 70 km/h aunque en algunos tramos logré levantar hasta 85 sin problemas.



Alcancé la entrada de los Arcos poco antes de las 6 de la tarde, con buena luz y con buen tiempo para hacerme unas fotos y regresar antes del anochecer. Aunque ya había leído un poco en internet, me sorprendió conocer los atractivos que ofrece el parque ecoturístico que el municipio de Tepotzotlán construyó al lado de los Arcos, y en donde es posible disfrutar de un pequeño lago para remar, una zona amplia para hacer parrilladas, disfrutar del restaurant del parque, montar a caballo, lanzarse de tirolesa o nadar en una de sus dos albercas con agua caliente.


Claro, todo esto tiene un costo, de modo que después de pagar $35 y recibir el boleto de entrada que emite la comunidad de San Francisco Magú (que por cierto, goza del decreto presidencial de exclusión de pago de impuestos concedido por Benito Juárez) entré al parque pese a darme cuenta que estaba a punto de llover.

Pero no estaba dispuesto a rodar tan lejos solo para sacar un par de fotos y dar vuelta atrás, de modo que conduje mi moto por un camino de bajada que lleva a la base de los Arcos, pasando a un lado de las albercas, la zona de juegos y que termina en un pequeño lago y una zona de camping.



Quizá por la hora del día o porque es conocido que en esta época las lluvias son frecuentes por las tardes, en el parque no había muchos visitantes, lo cual me dio la oportunidad de sacar fotos limpias y evitar la pena de ser pillado haciendome el famosísimo autoshot jeje.






Pero como la llovizna amenazaba en volverse una copiosa lluvia decidí emprender el regreso, solo que esta vez acompañado de mi ipod y los furiosos riffs de guitarra de Judas Priest y sus letras de índole motociclista en rolas como "Freewheel burning" en las que Rob Halford canta: "Fast and furious, we ride the universe.."

Manejar con música dentro del casco a través de los caminos desiertos es una experiencia alucinante. La esencia básica del rock and roll: velocidad + emoción + libertad se disfruta muchísimo de esa manera. Por desgracia, dos factores no considerados dieron al traste con mi experiencia religiosa cuando la lluvia me empapó completamente y el terrible frio del viento me dejó congelados los pies, las piernas y... pues si, también los cojones :(


Pero una vez superada la cortina de lluvia el mismo viento se encargó de retirar el exceso de humedad de mi ropa y me permitió manejar relativamente tranquilo. Eso hasta que un terrible sobresalto me hizo apretar los dientes y sentir una carga de adrenalina hormigueando en los dedos de mis manos. Resulta que al rodar a unos 70 kilómetros por hora, un tope ubicado a unos 10 metros me hizo pisar el freno trasero, pero al ver que no sería suficiente, frené con el de adelante aumentando la potencia contra el pavimentos mojado, que a esa velocidad provocó que la moto "serpenteara" un poco antes de librar el tope.

La verdad es que por primera vez sentí miedo de caerme, de modo que decidí llevarmela más tranquila al comprobar que la respuesta de la moto sobre terreno mojado es muy diferente a la de un auto. También me di cuenta que en los tramos con mucha afluencia vehícular el hule que se adhiere al pavimento deja el terreno bastante resbaloso.



Antes de llegar a Tepotzotlán me detuve un momento para comprar elotes recien cortados de las milpas que vi en el camino y que me permitieron comprobar la resistencia de la red elástica que coloqué en el asiento de la moto. Y también para regresar a casa con una prueba física de mi paso por la soledad de esos territorios alejados, en los que las voces cotidianas se extinguen y se pierde completamente la dimensión de lo ordinario.



Esos territorios en donde se percibe más claramente la sensación de estar vivo, sentirse libre y jodidamente feliz.

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Sunday, August 16, 2009
La primer mini-rodada de la Black Beauty
La Prieta linda ante el Museo Nacional del Virreinato.


Este fin de semana salí a dar mi primer rodada en la Black Beauty.
Tal y como lo profetizó Heriberto, el gerente de la agencia de Yamaha en donde compré la moto (y quien por cierto, me enseñó a manejar mi máquina) la experiencia de manejar la Enticer fue parecida a escucharla, conocerla y permitir que ella me conociera a mi.

El destino que elegí para este primer trip fue el pueblo de Tepotzotlán, ubicado a unos 12 kms de la casa de mis papás. El lugar es interesante porque ahí se encuentra el Museo Nacional del Virreinato, que exhíbe una amplia colección de arte sacro instalada en los claustros y capillas de lo que fue un antiguo monasterio. Afortunadamente para mi, existen vías alternas para llegar ahí sin necesidad de usar la Autopista México - Querétaro, por lo que me lancé al recorrido, un poco temeroso por enfrentar el característico tráfico de Cuautitlán Izcalli.

Pero, ¿qué se siente manejar por primera vez una moto en el tráfico?

La verdad es que después de cinco años manejando mi Pointer, la experiencia de rodar a 40 km/h con autos custodiando mis espejos retrovisores me resultó parecida a correr desnudo por la avenida. La emoción me provocó una carga de adrenalina que me mantuvoespecialmente alerta y que me dio la certeza de tener una respuesta mucho más ágil ante los autos, sobre todo al arrancar y sortear obstáculos como baches y topes.

Aunque rodé a baja velocidad, y del lado de la banqueta, debo reconocer que hubo algunos momentos en que los trompiates se me fueron a la garganta. El primero fue en un semáforo en el que me tocó el alto y en el que, al cambiar a verde, aceleré sin darme cuenta que la moto no estaba en primera, por lo que al sacar el clutch se me apagó y tuve que orillarme para ponerla en neutral y reiniciar la marcha.

Por suerte, una vez superado el tráfico pude disfrutar de tramos despejados en los que llegué a subir la moto a unos 70 km/h, velocidad que en un coche es imperceptible, pero que en una moto es parecido a ir volando.

Fue así que llegué a Tepotzotlán y me enfrenté a un tramo de subida con mucho tráfico en el que tuve que rodar en primera. En esas estaba cuando ¡pum! que se me apaga nuevamente la máquina, ¡pero esta vez de subida! Para reinciar la marcha antes de que me pitaran los autos que venían atrás tuve que usar todas mis extremidades: pie izquierdo manteniendo el equilibrio de la moto, pie derecho pisando el freno, mano izquierda preparando el clutch y mano derecha accionando la marcha y acelerando.

Una vez superada la angustia, y de nuevo sobre superficie plana llegué al centro de Tepo y de inmediato busqué un lugar cerca de la plaza donde estacionarme para tomar unas fotos. Encontré un sitio al lado de una máquina que bien podría ser la hermana mayor de la Black Beauty: Una poderosa Yamaha V Star.

La Enticer se encuentra con su hermana mayor,
el globero da fé de los hechos


Cuando me quité el casco agradecí hacerme cortado el pelo ese mismo día, pues el sol de las cinco de la tarde provocó que me sudará la cabeza. Para un conductor novato como yo, darme cuenta de que factores como el calor, -que usualmente no son importantes al andar en auto- deben ser tomados muy en cuenta, son conocimientos nuevos a considerar.

Es una nena, aún no cumple ni 40 kilómetros.

Después de hacerme un par de fotos para ilustrar este primerísimo post biker, decidí regresar por el mismo camino, aprovechando esta vez la bajada y las bondades que da la moto para rebasar a los conductores del transporte público que hacen tiempo en las esquinas o a los autos que se toman con demasiada calma el pasar un tope.

Unas rícas gorditas de nata de equipaje y estamos listos para el regreso.

Antes de regresar a mi casa decidí recorrer algunas avenidas poco transitadas en las que es posible acelerar sin arriesgarse demasiado, ahí logré alcanzar los 80 km, pero como dije antes, la velocidad y el peligro es completamente diferente en una moto, por lo que rapidamente bajé a la velocidad crucero de este viaje, que se mantuvo en 40 km/h.

En ese trayecto también descubrí que el viento en contra en una moto es otro factor a considerar y que la respuesta de la cuarta velocidad al cruzar un tope es bastante limitada, por lo que una vez más recordé los primeros días en que manejaba mi auto y se me apagaba el motor al querer salir de un tope sin bajar a primera.

Llegué a mi casa con una gran emoción por haber experimentado la libertad de manejar en moto, que en muchos sentidos es una experiencia más orgánica que manejar en auto. En una moto el manubrio y los pedales se vuelven una extensión de las extremidades del cuerpo, sobre ella es posible sentir el aire, la superficie que pisan las llantas y el rugido de la máquina al solicitar una velocidad más alta o más baja. Ahora que lo pienso, manejar mi Black Beauty me resultó parecido a cabalgar un caballo que se niega a caminar si no lo tratas bien, que trota suave cuando se lo pides correctamente y que es necesario escuchar para aprender a domarlo.


De regreso en casa

Aunque obtuve muchos conocimientos hoy, me gustaría recurrir a los amigos bikers que amablemente visitan este blog para ayudarme a responder algunas preguntas básicas:

¿Cuál es la mejor manera de salir de una situación en que se paga el motor en una subida?

¿Se debe bajar a primera al cruzar un tope?

¿Cuál es la mejor manera de saber
en que velocidad me encuentro al hacer alto total?

¿Los motociclistas pagan derecho de estacionamiento en los centros comerciales?
(porque yo he visto que muchos se cuelan por algún acceso poco vigilado jejeje)

¿Suelen escuchar música cuando manejan?
Tenía preparado mi ipod con una playlist de puras rolas de moteros, pero al dimesionar lo alerta que tenía que estar ante los coches, decidí que no... mejor no le entraba a la música..
¡al menos por el momento!


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posted by drneon at 11:37 PM | Permalink | 10 comments




Friday, August 14, 2009
Oda a mis tenis viejos
A menudo las personas le damos vida a los objetos para regalarles una porción de la historia que vivimos con ellos. No es casual que en muchas biografías, las guitarras eléctricas, las bicicletas o los automóviles tengan una personalidad propia que trasciende a su condición de objetos y los une fuertemente con sus dueños

No sé si este bien o mal guardar cosas que ya no se usan, pero a mi me pasa. Y es que me parece interesante la idea de que los objetos pueden contar historias a través de las cicatrices que deja el tiempo sobre ellos. Por eso he decidido hacer un mínimo homenaje a los tenis viejos que me han acompañado a lo largo de los tres años que llevo en el deporte de las carreras y a los que les he arrancado hasta el último kilómetro que puedan dar.

Como todas las historias que involucran hacer algo diferente con lo que se tiene a la mano, esta comienza con un par de tenis....

Nike Shox plateados



Tenía estos tenis en el 2006 y con los que me lancé a correr las primeras tardes después del trabajo en el circuito Gandhi. Con un mínimo conocimiento en el tema del ritmo y la cadencia, pero con muchas ganas y kilos extra comencé a correr con mis Nike Shox con una meta clara: completar una carrera de 5 km.

Entrené con dedicación y esfuerzo para mi primer competencia, pero por desgracia con el tiempo me di cuenta que los Shox no eran los zapatos adecuados para este tipo de competencias, por lo que después de completar mi primer 5k opté por hacerme de unos...


New Balance N70



Opté por esa marca porque eran los que mi papá solía usar cuando corría, y la verdad es que nunca me quedaron mal. Con ese par de tenis llegué a completar mis primeros 10k, a mejorar mis tiempos y luego pensar en un 21k, que para mi era una distancia impresionante y dificilísima de completar.

Entrené con los tenis de la N durante muchos meses para mi primera competencia fuerte: el medio maratón de Veracruz del 2007. Aunque la competencia fue un reto importante, el entrenamiento previo al que me sometí fue arduo y el desgaste de mis zapatos comenzó a repercutir en ampollas cada vez más constantes e incluso en lesiones en los pie parecidas a cuando se recibe un golpe que muele la sangre debajo de las uñas y que termina con el desprendimiento de ellas.

Aunque ese par de tenis me llevó a completar medios maratones como el de Veracruz y el del día del padre en el 2007, decidí jubilarlos y hacerme de unos...

Nike Moto +



Cuando me compré estos tenis me encontraba en uno de las mejores formas físicas que he tenido en mi vida. Había bajado cerca de 10 kilos desde que comencé a correr y mi autoestima y mi interés por las competencias se encontraba en su punto más alto. En esos días, la tecnología de Nike Plus llevaba unos meses en el mercado, y aunque ya había experimentado el uso del sensor con mis New Balance, necesitaba unos tenis que me permitieran usar el servicio sin el riesgo de perder el sensor.

Tengo recuerdos de amor y odio con este modelo. Con ellos entrené por meses en sesiones de más de 3 horas para completar mi primer maratón. Pero este modelo no era para mi, pues me lastimó muchísimo los pies, al grado de que al terminar mi primer maratón en 2008, estos tenis me ocasionaron me llevaron a perder la uña del dedo pulgar del pie derecho.

Providencialmente, unos meses después la tercera edición del Nike 10k en que participé me trajo unos tenis gratis, los...

Nike Pegasus 10k 2008



Me gané este par constentando una trivia del desparecido periódico El Centro, en la que seguramente por un descuido publicaron mal la dirección electrónica a la que había que mandar las respuestas.

Yo me dí cuenta del error y mandé mis respuestas a la dirección que me parecía más lógica, así gané este par, que a diferencia de los Nike Moto resultó perfecto para mi estilo de pisada y postura, por los que los usé por mucho tiempo sin ningún tipo de lesión durante su vida útil.

Entre los logros que este par consiguió destacan varios 10k en el estadio olímpico de C.U. el haber completado los medios maratones de Veracruz y del Bosque de Tlálpan y por supuesto, mi segundo Maratón de la Ciudad de México en 2008.

Fue precisamente durante la entrega de números del Maratón de la ciudad de México cuando un centro de diagnósticos deportivos de Adidas instalado en el WTC llamó mi atención. En el stand, además de realizar un estudio morfológico que incluía capacidad pulmonar y distribución de peso analizaban la pisada y postura de los corredores, por lo que me sometí al estudio y en base a mis resultados me recomendaron usar el modelo...


Adidas Super Nova Cushion


Tardé un tiempo en hacerme de mis Supernova debido a que su precio no es muy accesible, pero cuando los tuve comprendí que los tenis lo valían. Los Supernova son el modelo con el que mas seguro me siento, el impacto de mi pisada y la ligereza de zancada que obtengo los han hecho mis favoritos en muy poco tiempo.

Aunque no los he sometido a distancias más largas que un 21k, la respuesta de estos zapatos ha sido bastante favorable, pues practicamente nunca me han provocado ampollas ni ningún tipo de lesión. Debo admitir que ahora que me los he terminado, la decisión de comprar un nuevo par de este mismo modelo es más que lógica, de modo que si algún ejecutivo de Adidas lee este post y desea hacer una aportación a la Fundación Escobar para corredores necesitados, quien escribe esto se los agradecería profundamente.

No sé cuantos kilómetros hayan recorrido las suelas de mis tenis en las carreras y en los meses previos que he dedicado a entrenar para completarlas. Lo que si sé es que detrás de cada metro que he corrido hay un gran gozo y una gran emoción por fijarmeuna nueva meta que sirva como pretexto para sumar vivencias, mover las piernas y darme una mejor calidad de vida.

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Monday, August 10, 2009
La llegada de la Black Beauty




¿Qué sería de la vida si no nos atreviéramos a irrumpir en territorios ajenos y nos conformáramos con asumir el lugar que nos tocó ocupar en este mundo?



Alguna vez me aburrió ser solo un diseñador gráfico y me empeñé en ser colaborador editorial para contarle a los demás el inmenso placer que me produce la música. Después, quise hacer algo por mi salud y comencé a correr cada vez más y mejor hasta completar dos maratones.

Pues bien, esa búsqueda de nuevas experiencias me ha llevado a comprarme mi primer moto: una Yamaha Enticer 125 negra, impecable y a la que aun no me decido si llamar La Magnífica o la Black Beauty (¿Usted qué opina?).



Con ella pienso conocer el mundo de los motociclistas, saborear esa dosis de libertad que sienten al rodar por las carreteras y conocer lugares y gente nueva.



Saborear nuevas experencias. Me parece que de eso se trata este asunto de estar vivo..

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Tuesday, August 04, 2009
Ya no le tengo miedo a los ingleses
Hotel Posada del Sol, Tulum Q. Roo.

Hace un poco más de 2 años, cuando me decidí a hacer mi primer viaje en solitario al caribe mexicano, me hospedé en un hotel de eco turismo en Tulum plagado de viajeros ingleses.

Desde que me bajé del taxi que me llevó al Hotel Posada del Sol, me dió la impresión de que llegaba a otro país y no a una playa de México pues el 80% de las conversaciones que tuve ahí fueron en inglés británico, al que por cierto, no le entendía ni madres debido al peculiar acento de mis vecinos de habitación.

Y no es que tenga problemas con el idioma. Vamos, tampoco estoy diciendo que lo domino a la perfección, pero los días previos a mi llegada a Tulum me enfiesté con algunos gringos desmadrosos en los bares de Cancún con quienes socializé sin mayor problema. De manera que mis complicaciones para hacerme entender comenzaron cuando intenté socializar con los tipos con quienes compartí un tour de snorkel en los arrecifes de coral.

No se si hablaban demásiado rápido o con mucho slang, pero el caso es que no les entendía nada de lo que me decían, y mis repetidos "what?" y "what's that?" me pusieron rapidamente en evidencia hasta el punto de sonrojarme.

Aquel viaje menguó considerablemente mi seguridad con los brits, por lo que un año más tarde, cuando mi editor de Círculo Mix Up me ofreció realizar una entrevista telefónica con los miembros del grupo británico Hard-Fi, me hice olímpicamente guey para evitar la pena de dejar en ridículo a la revista con los de la disquera.

Todo ese rollo viene a colación porque hace un par de semanas nuevamente me ofrecieron hacer un phoner con una banda inglesa. Esta vez se trató del grupo inglés White Lies, un conjunto londinense bastante bueno y cuyos integrantes son en su mayoría son muy muy jovenes, por lo que la barrera del lenguaje se me presentó nuevamente a manera de reto.

Después de meditarlo brevemente, decidí recurrir a la filosofía del "chingue su madre" para aceptar la entrevista. Cuando me llamaron de la disquera para hacer el enlace telefónico, la primera voz que salió del auricular fue la de una mujer inglesa que con un tono sumamente británico me indicó: "Hello, this is Pedrou? Hi, I'm calling from Universal England due to the interview with Charles from White Lies.. are you ready? Ok, let's do this, we have 15 minutes for you, ¿ok? Dont hang up, please."

El buen Charles Cave, un tipo bastante agradable.

Debo decir que después de esa introducción, que fue la parte más difícil de entender en toda la sesión con el bajista de la banda, la charla comenzó a fluir de manera amena gracias a las preguntas que había preparado y que me sirvieron como pauta para darle color a la plática y perderle el miedo al acento brit.

La verdad es que después de esta charla terminé por convencerme de que las limitantes están en la cabeza de uno, pues los seres humanos somos iguales en esencia y nos reimos de los mismos chistes tontos y reaccionamos de forma similar a algunos cuestionamientos. sin importar la nacionalidad.

Después de ese día perdí el miedo a los brits y en su lugar gané una insoportable arrogancia que me hace decir: "Haced pasar a los Gallager, que en un momento los atiendo."

u.u

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posted by drneon at 10:23 PM | Permalink | 1 comments