El corazón es el instrumento de percusión mas elemental que existe.
Su ritmo interno marca la pauta sobre la que el resto del cuerpo se mueve.

Para que la maquinaria funcione, hay que conjuntar ciertas cosas, entre ellas constancia, inspiración y sobre todo voluntad.

En el asunto de la inspiración es muy útil contar con la ayuda de adrenalina extra administrada por via auditiva. Una buena selección musical ayuda bastante en los entrenamientos largos, sobre todo si se trata de Motorhead, Iggy Pop o Helmet.

Cuando la adrenalina circula por el torrente sanguíneo y el sudor comienza a exhalar por la piel, la sensación es sencillamente liberadora.

En ese instante el entorno se desvanece, se dejan atrás los pensamientos cotidianos mientras el cuerpo se transforma en una maquina palpitante por las revoluciones del corazón, y el aire que sale expulsado por la boca como el vapor de una locomotora.

El cuerpo se se convierte en un vehículo ansioso por devorar metros y rebasar a los competidores rezagados rumbo a la meta mientras el cerebro gobierna a las piernas, mandandolas adelante, con la certeza de que administrando el "ritmo", puede conducir al cuerpo hasta donde quiera.

Cuando finalmente te detienes, sientes las piernas tambalearse y tu ropa pegajosa y llena de sudor. Pero al voltear atrás, ves la distancia que recorriste sin dejar de sonreir. Pensando que no quieres dejar de entrenar jamás.