Monday, May 25, 2009
Filosofía de restaurant
Don Asado Polanco, Mazaryk 101, Esq. Petrarca

Las voces que se escuchan al vuelo dan pie a anécdotas que pueden derivar en historias verdaderamente interesantes.

En el barrio de oficinas donde trabajo hay también, muchísimos restaurantes. Algunos son muy exclusivos y refinados, pero otros tantos ofrecen tarifas accesibles a cambio de un espacio limitado entre mesa y mesa. A pesar del ruido y la conglomeración de comensales, el restaurant uruguayo que frecuento ofrece una pizza a la leña lo suficientemente buena como para hacerme regresar alrededor de 4 veces al mes.

Hace unas semanas, mientras esperaba mi platillo en aquel lugar, una conversación proveniente de la mesa a mis espaldas llamó poderosamente mi atención. La voz de un hombre, al parecer acompañado de un par de compañeros de trabajo me hizo parar la oreja de manera morbosa:

- Pues yo lo único que he aprendido en este trabajo es que la única manera de lavar dinero sin que nadie se de cuenta es poniendo una tienda de antigüedades. Es que ponte a pensar, no hay manera de tazar el valor de un mueble viejo, el valor es totalmente subjetivo y no hay forma de rastrear o comprobar el origen de las piezas.

Su precio no se devalua ni está sujeto al tipo de cambio del dólar o del euro, todo lo contrario, por eso...
"

La mesa de mi lado izquierdo, compuesta por un trío de Argentinos entrados en años y vociferando sus planes para vacacionar en el cono sur me hizo perder el rastro de la mafiosa conversación que continuaba a mis espaldas.

Me quedé decepcionado, y un tanto impaciente por escribir la historia que de manera casual se prologaba ahí mismo... a tan solo unos choripanes y unos cortes de vacio de distancia.

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Wednesday, May 20, 2009
Calle 2, Lote 5, Manzana J

Ayer olvidé las llaves de mi departamento en el trabajo, asi que me vi en la necesidad de visitar la casa de mi abuela mientras esperaba que mi padre me trajera un duplicado que guarda en su casa.

Mi abuela vive en la misma casa en la que crecí cuando era niño, su casa se ubica en un vecindario popular construido hace más de 30 años con la promesa de tiempos de bonanza que nunca llegaron. Ahí, las casas son más grandes y las calles más anchas, rasgos que hablan de una época en la que la cantidad de terreno disponible era abundante.

Por desgracia, al paso de los años el vecindario se ha ido deteriorando, las calles ahora son oscuras y peligrosas y las casas lucen viejas y descuidadas. Viví los primeros 15 años de mi vida en la calle dos, lote 5, manzana j, un lugar que en otros tiempos estuvo lleno de niños jugando "encantados" o "stop" y de mamás platicando en la puerta de sus casas, pero que ahora solo esta lleno de coches en ambos lados de la calle y gente mayor viendo tv dentro de sus habitaciones.

Ayer, mientras caminaba por mi calle, me dediqué a mirar una por una las casas. Aunque no conozco a los vecinos actuales, todas las conozco por dentro. En la casa de la esquina vivían Arturo y Alfredo, dos hermanos con los que jugaba basketball, su madre era amiga de la mia, y en varias ocasiones entre con ella a esa casa y jugué en su enorme y descuidado patio mientras ellas tomaban café. La siguiente era un lugar que cambiaba de inquilinos constantemente, pero que en algún tiempo fue habitada por un maestro de Karate que reclutó a los niños locales para las improvisadas clases de defensa personal que daba en la cochera de la casa.

En la siguiente vivía Luis, el niño gordo y ríco de la calle. Era de los pocos que tenía cable, así que en su casa pude ver por primera vez MTV. Recuerdo bien que con el vía por primera vez dos videos que se me quedaron muy marcados: "Jeremy" de Pearl Jam y "Give it away" de los Red hot Chilli Peppers.

En la casa de al lado vivía Toño, recuerdo que en la sala tenía pegado un paisaje otoñal con arboles de Maple anaranjados impresos en un monumental papel tapíz. Me llamaba mucho la atención la imagen que siempre veía cuando jugabamos Maratón con sus padres y hermanos. Después estaba la casa de la señora Evelia y Don José, una casa con puerta de rejas y un patio descubierto al que muchas veces tuve que entrar sin permiso para sacar las pelotas que "volabamos" al jugar futbol.

Luego venía la casa de mi vecino Héctor, el más destacado en los deportes y uno de mis mejores amigos. Muchas veces me brincaba la barda para entrar a su casa por la azotea y jugar nintendo o escuchar discos de Sting. Adentro tenía un gran patio cubierto en el que escondimos el poste con señalizaciones de Pemex (si, esas que dicen no escabar, peligro de muerte) que nos robamos una noche para hacer nuestro propio tablero de basket justo entre el portón de su casa y el mio.

Llegué a la que en algún tiempo fue mi casa con estos recuerdos en la cabeza. Mi calle, la 2, persiste como un billete viejo que solo sirve para comprar recuerdos de cosas que fueron importantes, pero que ahora ya no existen.

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Sunday, May 17, 2009
Gracias por la táctica... y también por la estrategia

Mario Benedetti
(1920 - 2009)

Dicen que la poesía no es propiedad exclusiva de quien la escribe, sino de quien llega a necesitarla. En ese sentido, la obra del maestro Mario Benedetti forma parte de la vida de millones de hombres que como yo, nos hemos valido de sus versos para expresar sentimientos que somos incapaces de transmitir verbalmente.

Hoy ha muerto Mario Benedetti, pero su narrativa perdurará entre los hombres pues ella conjuga los sentimientos más conmovedores, la vitalidad más franca y las historias más pasionales que todo hombre, en algún momento de su vida, necesita experimentar.

Aunque tengo problemas para digerir la poesía, uno de mis tres poemas favoritos pertenece al maestro Benedetti. Se trata de "Táctica y estrategia", un sentimiento que muchos hemos vivido al creer (ingenuamente) que ese fenómeno complejo llamado amor, es algo que se puede controlar ejecutando un plan maestro.


TÁCTICA Y ESTRATEGIA

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

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posted by drneon at 4:58 PM | Permalink | 1 comments




Monday, May 11, 2009
El Ocaso de los Idolos

La noche del sábado cerró lo que fue un día decididamente pinche para mi. El Necaxa, el equipo que tantas alegrías me dio durante la adolescencia, descendió a la primera división A del futbol mexicano.

"El Necaxa perdió la categoría". La frase favorita de los noticiarios del fin de semana resume de algún modo la colección de errores (y horrores) que sufrío el equipo desde hace seis años.

Desconozco a la oncena que la noche del sábado pisoteó ante el América el poco orgullo que le quedaba, el prestigio de más de 70 años de historia y el respeto de los escasos aficionados a los que traicionaron por ultima vez. ¡Vamos, es que ni siquiera sabiendo que anotando dos goles ante el equipo más odiado de México fueron capaces de sudar la camiseta o de entregar los pulmones para intentar marcar! El Necaxa que perdió el sábado en el Azteca NO es en ninguna forma el equipo que yo seguí por años.

¿Qué cuál fue el Necaxa que yo seguí? El Necaxa que yo conocí apareció en mi vida cuando tendría algo así como 12 años y mis tíos me llevaron al Azteca para ver un Cruz Azul - Necaxa. Ese día encontré la alienación inmediata con el equipo que lucía una delirante camiseta con grandes rayos en el pecho y dos más en las mangas. Para un niño como yo, seguidor de los comics de fantasía, el uniforme de los Rayos parecía más que una camiseta de futbol, un uniforme de superhéroe totalmente lúdico.

El equipo de mis amores en sus instalaciones de Cuautitlán izcalli (circa 1992)

Ese fue el inició de una afición que años más tarde me daría las primeras alegrías con las calificaciones a la liguilla concebidas por el aguerrido técnico Roberto Saporiti y sus delanteros Ivo Bassay, Alex Aguinaga y Ricardo Peláez.

En más de un sentido el equipo me dió pertenencia. Los campos de entrenamiento que por años ocupó el Necaxa se ubicaban en el municipio de Cuautitlan Izcalli, lugar al que años más tarde se mudó mi familia. Durante mi adolescencia el Necaxa fue el representante del lugar donde vivía, o al menos el equipo profesional que ahí entrenaba .

A mediados de los noventa vinieron los años de gloria y el regreso al uniforme rojiblanco. A esas alturas tenía la edad suficiente para darme cuenta que la vestimenta que me atrajo era francamente ridícula. Fueron los años en que el hijo pródigo regresó para tomar las riendas de la organización, Enrique Borja tuvo el enorme acierto de traer a Manuel Lapuente como director técnico para armar el equipo que fue, en honor a la verdad, una oncena invencible.


El goleador histórico de Necaxa, Ivo Bassay (circa 1995)

Nicolas Navarro, Abraham Nava, Efraín "Cuchillo" Herrera, Eduardo Vilches, Nacho Ambríz, Gerardo Esquivel, Octavio "Picas" Becerril, "Chema" Higareda, Alex Aguinaga, Alberto García Aspe, Ivo Bassay, Sergio Zárate, Luis Hernández y Ricardo Peláez son solo algunos de los nombres que recuerdo con admiración, respeto y ahora hasta con añoranza de aquel Necaxa que seguí a muerte durante años.

El ícono, Alex Aguinaga besando la copa del campeonato 95 - 96 (circa 1995)

3 títulos de liga ante Cruz Azul, Celaya y Guadalajara, además de memorables encuentros de liguilla acreditaron a mis rayos como el equipo de los noventa, un trabuco que incluso derrotó al Real Madrid en penales para arrebatarle el tercer lugar del mundial de clubes.

La primera mitad del nuevo siglo trajo cambios administrativos que dieron pauta a la debacle del club. Borja fue a buscar su propia conveniencia a Tigres y Lapuente a América, dejando la dirección deportiva en manos del nefasto Justino Compeán, (maquilador de la estrategia de llevarse al equipo a Aguascalientes) y la dirección técnica en el timorato Raúl Arias, hombre ultra defensivo que acabó con la dinámica del grupo y cuya renuncia al espectáculo y a los goles, terminó cobrándole la factura en el ultimo partido de los Rayos en primera división.

Desde hace cinco años, cuando se fueron del DF, comencé a ser un hincha en piloto automático. Los Rayos fueron durante muchos años la religión personal que un buen día se convirtió en un grotesco circo errante que, en busca de hacer mejores negocios, se mudó al siguiente pueblo para engañar nuevos. A su partida, los directivos vendieron los hermosos terrenos arbolados a una absurda compañía inmobiliaria que cubrió el cesped con cemento y levantó ahí cientos de horrendas casuchas con dimensiones propias para aves y no para personas.

"La sangre no se elige" sentenció el compañero de dolor Necaxista Juan Villoro en el diario Milenio. Pudiera ser que ante la ausencia de un equipo en primera división acudiera a mi alma mater para apoyar a los Pumas de la UNAM, pero eso sería traicionar mis propios principios, por lo que me temo que a partir de hoy, y hasta que el Necaxa no regrese a la primera división -lugar donde lo conocí-, en términos futbolísticos soy un hombre sin bandera.

Claro, eso solo cuando no juegue la selección nacional de México, otros que nunca me fallan... en eso de perder.

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