We can beat them-just for one day
"
David Bowie
26-08-2007
4:28:27"
Al fin esos 3 largos meses de entrenamientos, desmañanadas en fin de semana y largas horas bajo el sol en tiradas largas rendirían frutos. Al fín llegó la mañana del 26 de Agosto, y con ella, la Vigésimo quinta edición del Maratón Internacional de la Ciudad de México.
El Sol aún no asomaba cuando cientos de corredores se congregaban en torno a la plancha del Zócalo. A pie, en automóvil o en Metro, los deportistas y sus acompañantes buscaban apurados sus bloques de salida ubicados en los alrededores de José María Pino Suárez.
Mi bloque se ubicó en Regina, a 5 calles de distancia de la plancha del Zócalo, por lo cual me fue imposible escuchar el tradicional himno nacional minutos antes de las 7 de la mañana, que fue la hora en que arrancaron las mujeres.
15 minutos después, los corrales que delimitaban los contingentes de los corredores son liberados y entonces si, a ajustar los cronómetros, a ponerle play al ipod y arrancan... ¡Todos rumbo a la Plancha del Zócalo!
Entusiasmo puro los primeros 2 kilómetros sobre Eje Central a ritmo de "Blue Orchid" de los White Stripes. Hay gritos de ánimo y aplausos entre los corredores mientras las primeras gotas de sudor ruedan por la frente para entrar en calor y tomar un paso constante hasta doblar en Tlatelolco, rumbo a calzada de Guadalupe.
Una vez ahí los primeros entusiasmos al lado del camino avivan el ánimo de los corredores, muchos de nosotros agradecemos saludando y aplaudiendo a los vecinos de la zona que se vuelcan a las calles para impulsarnos.
Justo antes de dar media vuelta y continuar sobre calzada de los Misterios aparece la Basilica de Guadalupe, y aunque no soy un ferviente Guadalupano nunca cae mal un poco de ayuda divina a la altura del kilómetro 6, asi que me persigno y continuo sobre Misterios, donde veo que un corredor alza la vista y saluda entusiasta a una pareja ya entrada en años que saluda a los corredores mientras ondea una bandera de México desde un segundo piso.
Antes de llegar a Flores Magón y alcanzar el Km 10 un par de corredores al lado mio comentan : "... todos los que vienen de uniforme rosa son japoneses, que chido ¿no?" . Justo delante de mi viene uno de ellos, asi que lo adelanto y como que no quiere la cosa volteo hacía atrás y confirmo que se trata de una menuda corredora oriental. Si, es japonesa, que chido ¿no?
Sobre Flores Magón, rumbo a Insurgentes he rebasado ya el km 10, mi cronómetro marca una hora, me he hidratado bien en 2 puntos de abastecimiento y voy a un paso conservadorhe que me permite disfrutar la carrera con muy buen ánimo.
Alcanzamos Insurgentes Norte y el primer puente de la competencia a la altura del Kilómetro 14. Desde ahi, puedo ver la antigua estación de trenes de Buenavista y el torrente de corredores sobre avenida Insurgentes. Antes de cruzar Tacuba y el Km 16, el Rock comienza a hacer lo suyo y suena en mi ipod "Its The Beat" del dueto francés Simian Mobile Disco.
Acelero y veo a la distancia a mis familiares, y a mi sobrina, a la que le mando un beso al momento de pasar al lado de ellos.
Traigo el ánimo en lo mas alto antes de llegar a Reforma, y para rematar escucho fuertes ruidos de bocinas haciendo un estruendo solo conocido cuando gana la selección. ¡Son las sirenas de los carros de los bomberos! Me emociono igual que los demás corredores y saludo a los bomberos de la estación con la mano, uno de ellos dentro de un carro me devuelve el gesto.
Corro muy motivado con algunos corredores que identifico como parte de mi contingente desde el Km 10.
En el tramo de Reforma, al pasar el Km 18 me sorprendo con algunos personajes que siempre animan las carreras importantes, el clásico duende ecologista, los corredores disfrazados de luchadores
y algo nuevo, un atleta con una imagen gigantesca de la virgen de Guadalupe que haría palidecer al mismísimo Pípila.
Entramos al Bosque de Chapultepec al rebasar las 2 horas de competencia, en el Km 21 hay un tapete de crono, y aunque la fatiga se empieza a hacer presente, mi estrategia va viento en popa y según mis cálculos me queda una hora mas de combustible, he hecho varios entrenamientos de más de 30 kilómetros y sé que pasaré al lado de mi oficina en Campos Eliseos y Arquímides con buen fondo físico.
Al entrar a la zona de Polanco nos recibe la música de Samba de un único, pero animado músico. Justo ahí, en Campos Eliseos, a la altura del Hard Rock Café, está la marca del Km 23, justo a un par de calles de la agencia. Paso al lado de nuestro edificio con esperanzas de saludar al gordinflón del Poli de recepción pero no hay suerte, como de costumbre está viendo la tele y se pierde cualquier testigo de mi competencia.
Es bueno correr por mi barrio laboral, pero ya me estoy cansando, es hora de sacar la primera carga de Glucos Sport a la altura del Km 25, en el punto de abastecimiento de Mariano Escobedo. No espero un cambió radical en mi rendimiento, pero nunca está de más un placebo motivacional.
Al llegar al segundo puente de la ruta llega otro Rock que me inyecta entusiasmo, comienza a sonar "Heroes" de David Bowie mientras encaro la subida en el Km 26. La motivación es tal, que no detengo mi paso hasta alcanzar Avenida Revolución, comienzan a caer los Kms 27, 28 y 29.
A la altura del Km 29 estoy francamente cansado, me duelen las piernas, siento el sudor seco en cuello y sienes, además, mis piernas están totalmente duras. Aún así me exijo a mi mismo llegar al 30 sin detenerme. Comienza a sonar "Another one Bytes the Dust" de Queen a la altura del Metro San Pedro de Los Pinos y me rehuso a ser "uno más que muerde el polvo" así que aprieto el paso y alcanzo -conforme a lo planeado- el checkpoint del km 30, el Cronómetro ya marca 3 horas y 6 minutos.
Mientras camino un poco para recuperar el aliento, tomo otra pastilla de Gluco Sport y me hago a la idea de que ahora si comienza la verdadera carrera, nunca he corrido mas de 3 horas, pero tampoco nunca he abandonado una carrera, asi que comienzo a trotar de nuevo y alcanzo Mixcoac rumbo a Insurgentes mientras suena "Reign" de Unkle. La voz gangosa de Ian Brown y el Hip Hop de James Lavelle me motivan a tomar ritmo, a la par, una ambulancia en contra sentido rebasa a los corredores.
A la altura del KM 32 y ya sobre Insurgentes me doy cuenta que el entusiasmo de la gente va en aumento, Nos dan gritos de ánimo, nos echan porras y nos ofrecen de todo: Refresco, dulces, naranjas, plátanos, vaselina y hasta tunas! Así como no va a correr uno, por desgracia no todo depende del entusiasmo y me veo obligado a caminar una vez mas a la altura del KM 35 a la altura del parque Hundido, ahi veo pasar una segunda ambulancia, que por desgracia, -me enteré luego- transportaba a un corredor que perdió la vida a la altura del Km 37, fulminado por un infarto.
A la altura del World Trade Center me percato de que el único corredor de mi contingente que sigue a mi paso es el que tiene un tatuaje en la pantorrilla. Lo veo rebasarme y me consuelo pensando que a final de cuentas el principal objetivo es llegar a la meta.
Cruzo Viaducto trotando pero los kilómetros ahora se me hacen larguísimos, siento ampollas en el pie derecho y algo similar a un ligero choque eléctrico en el cuadricep de ambas piernas que me alertan de un posible calambre, por lo que opto por alternar 3 minutos caminando por cada kilómetro corriendo.
"Así que esta es la famosa pared" pienso, mientras me doy cuenta de que ya no puedo correr ni respirar a ritmo normal. Pierdo el aliento muy rápido, y se supone que esto es por el agotamiento de Glucógeno en mi cuerpo, y porque ahora mi organismo comienza a tomar combustible de una fuente de menor calidad: la grasa acumulada en mi cuerpo. Este desequilibrio me ocasiona nauseas.
Me alegro de llegar a la glorieta de Insurgentes, alcanzo a ver el Km 39 y me entusiasmo al ver lo cerca que se ve Reforma, arranco con mucho trabajo. Ya no me siento mal de caminar, muchísimos corredores van o muy lento o de plano caminando. A lo lejos se ve la marca del Km 40 y me animó al pensar que solo faltan 2 más.
No me había dado cuenta de el buen clima que gozó la carrera hasta que el Sol de las 11 del día comenzó a pegar con fuerza al acercarnos a avenida Juárez.
"Valió la pena encomendarse a Lupita" pienso mientras alcanzo el Km 40 y veo que mis padres estan ahí apoyandome e impulsandome a cerrrar con todo los dos ultimos kilómetros, poso para una foto y salgo anímado rumbo a la Alameda.
Sobre Avenida Juárez la meta se ve mas cerca que nunca, cruzo el Km 41 y me doy tiempo de tomar un respiro a la altura del hemiciclo a Juárez, cruzo el eje central y Bellas Artes pero una vez mas deboi detenerme un momento, a la altura de Motolinia, la gente nos grita "ánimo corredores, ya llegaron, entren corriendo" .
El kilómetro 42 está a 500 metros, lo cuál indica que la meta está solo a 800, así que arranco con mis ultimas fuerzas, rebaso corredores, paso la marca del Km 42 y aunque se ve muy cerca, me parece larguísimo el trayecto, rebaso a otro corredor y comienzo a sentir un tirón mucho mas serio en ambos cuadriceps femorales, unos pasos mas y siento otro en el abductor derecho, pero ya no me voy a parar, alzo las manos, mientras piso el tapete de crono de la meta, ¡al fin terminé!
¿Me siento conmovido? ¿Me siento con ganas de llorar o gritar mi entusiasmo? La verdad no, solo estoy agotadísimo, solo quiero tumbarme en el primer lugar que se pueda.
Mientras camino a la zona de recuperación me encuentro con el corredor del tatuaje, cruzamos algunas palabras, platicamos de la carrera y chocamos las manos mientras las edecanes nos cuelgan nuestra medalla.
Aún no logro saborear por completo la experiencia del Maratón. Fue tan ríca, tan agotadora y tan intensa que aún no sé como describirla, supongo que como todo en la vida, el tiempo me traera claridad y encontraré las palabras para contarla.
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