La mañana previa al Nike 10 Km llegó para comprobar porque las desgracias -como las invitadas a las fiestas- nunca llegán solas. No solo hacía un frío del carajo, sino que una consistente lluvia se encargó de mojar la carpeta asfáltica y formar algunos charcos.




Pese a todo, minutos antes de las 8 de la mañana ya eramos miles los corredores alrededor de la fuente de la Diana, preparándonos para mover las piernas sobre el Paseo de la Reforma. Según el sonido local eramos más de 20 mil, lo que convertía al DF en la ciudad con mayor participación en la cadena de paises que ese mismo día celebraban la carrera Nike en paralelo.




El hecho de que una marca con tanto arrastre como Nike organize este tipo de eventos asegura un éxito en cuestión de inscripciones lo cuál no es directamente proporcional a la condición física de los participantes.

Creo que la carrera se volvió un evento trendy en el que lo in era estrenar tenis y ropa deportiva Chic. Al menos eso percibí al rebasar a una inusual cantidad de corredores con evidente sobrepeso y a chicas con cuerpazos de gimnasio pero con carente condición cardiovascular, lo cuál era evidente al kilómetro 3, en donde ya jalaban aire lastimosamente.

El humor característico de los chilangos se notó desde el previo a la arrancada, no faltaron los corredores disfrazados de luchadores, payasos o ejecutivos, ni los chistes y los gritos de ánimo después del himno nacional. Los chilangos reafirmamos que en una ciudad como ésta es necesario tener sentido del humor para soportar tanta fregadera.


Corrí 3 kilómetros a paso suave para entrar en ritmo, a partir de ese momento comenzé a engancharme a corredores mas rápidos para rebasar a los rezagados. Mi objetivo era terminar los 10 km abajo de la hora y según mis cálculos podría cumplirlo si después de los primeros 30 minutos aumentaba a un paso sostenido que me permitiera cerrar fuerte los 2 últimos kilómetros.

La cantidad de corredores hizo muy difícil mantener un ritmo constante, pero para el kilómetro 5 logré sostener un buen ritmo, incluso me enganché durante cerca de 5 minutos con un par de corredores que involuntariamente me abrieron paso. Los dejé ir en el segundo abastecimiento para limpiarme el sudor y tomar un poco de agua en bolsita, las mejores para beber sin detenerse.


Antes de tomar la subida por Parque Lira en dirección a Los Pinos, el recorrido pasó por un desnivel en donde los organizadores colocaron luces, música y ventiladores dentro del túnel. Me quité unos momentos los audifonos de mi ipod para disfrutar el buen ambiente y los gritos del contingente que nos motivaron a encarar la subida.

Aunque esa cuesta fue mi momento de mayor preocupación, aún tuve piernas para salir de ella y mantener un paso sostenido al entrar al bosque de Chapultepec en el kilómetro 7.

Así seguí hasta llegar al kilómetro 8, ahí me enganché detrás de una chica y un chico que corrían a paso sostenido, todavía me sentía bien pero evidentemente iba más rápido que mi ritmo habitual porque después de unos metros pasé delante de ellos. En mi relój iba bien, abajo de los 50 minutos pero comenzaba a cansarme, no obstante, me motivó mucho la idea de que podría igualar mi marca de 55 minutos en los 10 kilómetros así que decidí seguir a ese ritmo los ultimos 2 kilómetros.

Al llegar al 9 francamente me sentía cansado, pero no quise parar y decidí seguir de largo en el último abastecimiento al tomar nuevamente Reforma. Miré mi réloj, marcaba ya 52 minutos, ¡me dí cuenta de que podría mejorar mi tiempo de 55 minutos en los 10 km! Así que con lo último que tenía mantuve el ritmo rápido hasta los ultimos 800 metros, ahí aumenté la frecuencia de la zancada y aceleré ya con la meta a la vista, con mas motivación que aire en los pulmones, con las piernas duras y sintiendo las rodillas de chicle.

Varios corredores tomamos ese último sprint y entramos juntos a la meta, sentí nauseas al jalar aire después de cruzar la meta pero paré mi cronómetro en un triunfante 54:38 que me hizo flotar hasta el área de recuperación con una sonrisota en la boca.



La celebración terminó en la glorieta del Ángel con un concierto de la banda antideportiva por excelencia. Molotov lanzó su irreverencia incendiaria a una audiencia de incansables corredores: "¿Ya se cansarooon? ¿No? A ver, échense otros 10 kilómetros!"

Labels: Blog Runner