"Home is where the heart is..." repite el coro de "Driftwood", una de las canciones mas famosas del grupo escocés Travis, y que ésta noche el público celebra como una verdad indiscutible; hoy el DF es la casa de los europeos, su corazón está en México.

La música de Rocky, anuncia la aparición en el escenario de cuatro personajes enfundados en batas de boxeador, dispuestos a divertirse haciendo lo que mejor saben hacer los escocéses después del Whiskey: La música pop.



Travis conecta su primer gancho con "Selfish jean" , lanza un yap a la quijada con "Writting to reach you" y un upper cut con "Re-offender" a una audiencia que ya ve pajaritos antes de ser Knockeada con la falsa modestia de Frank Healy al decir: "México, les prometimos que volveriamos pronto y aqui estamos".


En su segunda visita a México en lo que va del año, los de Glasgow se entregaron de distintas formas: desde el derroche de recursos melódicos en temas como "Driftwood" y "Flowers", hasta los temas para rockear que Frank Healy y Douglas Payne aprovechan para lanzarse al público al compás de "All i want to do is rock" y "Happy".


Justo a la mitad del primer encore ocurrió algo inusitado, (o que al menos el que escribe jamás había visto) Frank Healy, con guitarra acústica en mano apaga su micro, pide silencio, y después de dos intentos frustrados por un fan que es apasiguado a base de zapes y un bien merecido "¡cállate pendejo!", el vocalista canta a todo pulmón "20", uno de los tracks ocultos dentro del segundo largo de la banda: "The Man Who".




Uno sabe que presenció un gran concierto cuando las luces se encienden y abundan rostros sonrientes y ganas de comentar. El derroche de entrega y emociones que la banda imprimió en su Set, logró sobreponerse a las continuas fallas técnicas que al final, fueron lo de menos en una noche redonda.


Para quienes crecimos en la década de los noventas, escuchar a Travis ofrece una oportunidad inmejorable para recuperar momentos que ocurrieron mientras su música sonorizaba algunos de los mejores años de nuestras vidas.

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