Wednesday, October 21, 2009
La entrevista maldita con Xavier Velasco


En esta bitácora compartí hace unos meses la enorme alegría que me provocó platicar con el escritor mexicano Xavier Velasco gracias a mi amigo Alejandro López de Ibero 90.9 fm.

Lógicamente, no perdí la oportunidad de realizar una entrevista al figurón que tenía frente a mi, de manera que encendí la grabadora y después de tocar el tema obligado de sus libros, decidí llevar la plática hacia tópicos más cotidianos, pero igualmente valiosos.

Debo confesar que cuando terminó la charla, me sentí poseedor de un material envidiable. Un contenido que se convertiría en la joyita de mis colaboraciones y una entrevista que cualquier revista accedería a publicar. 8 meses más tarde, la realidad ha sido completamente distinta a mis expectativas.

Cuando terminé de redactar la entrevista, decidí proponerla al editor de Replicante, una revista cultural de Guadalajara con la que colaboraba en aquel tiempo. La respuesta desde un inicio fue contundente: "Para serte sincero, no me gusta Velasco, no somos muy fans de su literatura y tampoco de la idea de ensalzar personajes".

A sugerencia de esa publicación, decidí proponer el contenido a la revista Milenio Semanal. Ahí la respuesta de la editora -aunque muy amable- fue igual de contundente: "No nos interesa Velasco". Pero mi necedad por publicar un contenido que según yo, sería interesante para quienes comienzan su camino en la literatura escribiendo notas musicales, me hizo tocar al menos 3 puertas más y mandar una buena cantidad de mails en donde la respuesta (cuando la hubo) fue siempre en el mismo tenor: "No va con el perfil, ahorita no es nota, no nos late". La maldición de la entrevista pareció llegar a su fin cuando decidí jugarme mi última carta: ofrecer el contenido a una de las revistas en las que comencé a publicar... Indie Rocks!

El resultado, que puede leerse en el número 34 de esa publicación (portada de Muse), me ha acarreado sentimientos encontrados: Por un lado, el consuelo de que el material finalmente no se quedó enlatado y que posiblemente le servirá a alguien. Por otro, la terrible certeza de que lo publicado no tiene nada que ver con lo que yo les envié.

Vamos, las palabras son las mismas y el formato se deja leer, pero finalmente eso NO es lo que yo mandé. Hay en ese contenido al menos 3 errores de redacción garrafales que serán atribuidos a mi autoría sin siquiera haberme enterado. Eso, además de indignarme, me hace cuestionarme si valió o no la pena haber insistido tanto en publicar una entrevista que desde un principio no estaba contemplada.

A continuación, reproduzco en este Blog -como debí haber hecho en un principio- la entrevista integra que me concedió Xavier Velasco a principios de 2009, asi como la versión "remix" de Indie Rocks! a este mismo contenido:



Entrevista con Xavier Velasco

Por Pedro Escobar

Para Xavier Velasco (Ciudad de México, 1943), alejarse de los reflectores que tanto anhelan las vacas sagradas de la literatura nacional, es la consecuencia de una infancia disfuncional en la que siempre figuró como el niño solitario y retraido que encontró en los cuadernos un lugar para reinventar el mundo desde una perspectiva completamente personal.

Su universo narrativo comenzó a gestarse a los nueve años, cuando comenzó a escribir como vía de escape a una realidad adversa. Xavier fue el niño segregado del salón, el que sustituyó a los amigos con los personajes, a los juguetes con los cuadernos y a los juegos con las historias que construía en su cabeza.

Al paso de los años, el niño creció y encontró en el rock una bandera que lo llevó a encontrar otros “locos” como él. Fue entonces que comenzó a publicar sus primeras reseñas musicales en las que descubrió que había un tema que conocía y del cual podía escribir sin comprometerse demásiado. El autor de “Diablo Guardián” (premio Alfaguara de novela en 2003) nos habla aqui de la influencia de la música en su obra, de que tanto hay de si en sus personajes y de los detalles de su nuevo libro: “Puedo explicarlo todo”.


Dos pasiones te han acompañado a lo largo de tu vida: las historias y la música. No es casual que tu condición de fanático musical te haya llevado a ejercer el periodismo musical. ¿Quién surgió primero, el escritor o el melómano?

Creo que un niño que se dedica a contar historias a los 9 años necesariamente tuvo que haber sido un tullido emocional. Tuve que haber vivido una serie de experiencias que me llevaron hacía allá, de tal modo que mi inicio en la literatura comenzó ahí y no en el momento de sentarme a escribir. De la misma manera, para mi la música comenzó como una adoración secreta después de los 6 años, cuando una maestra me pone en vergüenza por estar cantando y me dice que la música es para las niñas, de forma que comienzo a escuchar música literalmente dentro del closet, para que nadie se ría de mi. Lo que no se imaginan es que crean en mi un placer prohibido. Para mi, durante la niñez, la música, el amor y lo que podía conocer del sexo eran igual de interesantes e igual de prohibidos.

Esto que comentas aparece en tu libro ‘Éste que ves”, ahí mismo mencionas que uno de los primeros artistas por los que sentíste admiración fue Raphael ¿En verdad ocurrió?

¡Es que Imagínate! ¡Raphael era varias veces prohibido! porque te decían que su música era para niñas y si lo escuchabas automáticamente ya eras amanerado. El problema es que me gustaban sus canciones porque interpretaban fielmente mis sentimientos, me daban voz. Yo estaba enamorado de una niña y… ¿quién era yo? Pues me miraba al espejo y me decía:”Yo soy aquel, el que reza cada noche por tu amor”. Vamos, creo que en ese momento de mi vida las canciones de Raphael fueron algo a lo que no me pude escapar.


¿Cómo fue que el niño que escuchaba a escondidas canciones románticas encontró su lugar en el rock?

La adolescencia llega con el reto de desafiar al niño teto que uno cree que fue o teme haber sido, uno no quiere relación con ese niño, uno no quiere escuchar la misma música que ese niño. Yo no era nada feliz en la escuela pero por suerte, un buen día descubrí en la música una bandera, descubrí a Bowie, quien me cambió completamente la noción de las cosas y me dio la bendición de ser estigmatizado. Tuve una gran cantidad de amigos que dejaron de serlo cuando vieron las portadas de los discos de David Bowie. Algunos me decían ¿cómo puedes escuchar a este degenerado? y yo respondía: “¡pues si voy a escucharlo, no me lo voy a tirar! ¿Cuál es el problema?”

Autores como Nick Hornby afirman que los melómanos sienten una enorme necesidad de compartir sus pasiones. En tu caso, el gusto por la música te llevó al periodismo musical y a publicar tu primer libro “Una banda llamada Caifanes” ¿Qué te gustaba en ese entonces, asumir la condición de testigo o darle voz a tus pasiones?

Bowie me hizo miembro de círculos exclusivos en los que otros locos como yo conocimos el enorme gusto de compartir su música. No comencé a escribir crónicas de música esperando contagiar nada, simplemente vi el anuncio de un concurso de periodismo musical en un periódico, mandé un artículo y quedé entre los ganadores.

Publiqué mi primer artículo y me di cuenta que dentro de mi ignorancia (estaba en la prepa) había un tema del cual podía hablar y que solo entendía gente de mi edad. Creo que tanto escuchar la música, compartirla y después dedicarte a escribir sobre ella es una forma de encontrar un lugar en el mundo en el cual tienes cosas que decir, no tanto sobre la música, sino sobre tu posición personal acerca de ella, que en cierta medida es de lo que habla el que escribe de música. Con los años me di cuenta de que escribir de música no era mas que un pretexto para hacer literatura sin comprometerme demásiado.




Tus personajes tienen una buena dosis de credibilidad gracias a que dejas tus propias entrañas al concebirlos. ¿Cuál ha sido el costo de involucrarte tanto con ellos?

El costo muchas veces es una vida disfuncional. Para mi la contrucción de un personaje implica un compromiso muy profundo, implica convertirte en él, sufrir con él, implica darle pedazos de tus entrañas y todo lo que le tengas que dar. Mientras más te queme la historia mas tienes que meter las manos. Aunque la historia que estas contando muchas veces jamás sucedió, las partes verdaderas que vas a decir para contar esa historia ficticia son las más excitantes y las más arriesgadas en una novela porque tal vez ahí liberes cosas íntimas que jamás contarás, pero que vas a tomarte la licencia de que le pase a tu personaje. La única manera que te crean es diciendo la verdad, porque la verdad la dices con una enorme convicción, la verdad la dices soltando las vísceras para que te crean.

En una entrevista para el diario El País comentaste: “para ser escritor debes estar a la altura de tus personajes. Viajar, ver cosas, curtirte, beber, quedarte sin plata, salir de noche, dormir en estaciones de autobús.”

Si, yo creo en eso. Seis meses de mi vida los dediqué a visitar las cárceles de México. Cuando la gente me preguntaban ¿a qué vas? yo respondía: Voy a hacer amigos. ¿Por qué? bueno, es que si yo voy a hablar de un asesino, lógicamente no me puedo convertir en uno de ellos, no puedo llegar tan lejos, porque además me anulo como narrador, pero lo que si puedo hacer es hablar con ellos para tratar de entenderlos, para tratar de entender en que condiciones llegaría alguien a matar a una persona. ¿Cómo lo haría? ¿qué diría? ¿cómo le haría para seguir viviendo después de eso? Ser escritor es vivir haciéndote este tipo de preguntas que para el resto de personas son totalmente ociosas.

Has dicho que hablar de un libro que ya se publicó es como platicar de una ex-novia cuando se esta viviendo un tórrido romance con otra mujer. ¿Estás en condiciones de adelantarnos algo del proyecto que actualmente te apasiona?

Cuando uno terminantemente se niega a revelar cualquier información respecto a su trabajo suele apelar a la superstición, pero quizás por dentro no hace sino mimar sus paranóias hasta que un día no lo soporta más y se lo cuenta todo a quien, intuyes al instante, va a entenderlo. La novela que estoy por publicar se llama “Puedo explicarlo todo”, es una historia de amor y desamor en la que suceden muchos viajes y vivencias profundamente personales elegí ese título porque es un libro que lo dice todo, y al propio tiempo no revela nada; es un libro que es principio y final del camino, es un libro que grita en primera persona: ¡Puedo explicarlo todo!

Xavier Velasco en corto...

¿Tocas algún instrumento?

Alguna vez intenté tocar el piano, pero fuera de un par de canciones, no toco ni la puerta, Aunque espera… toco bastante bien la guitarra del Guitar Hero

¿Como defines el amor?

No tengo la menor idea de que es el amor y ni siquiera quiero tenerla. Me gusta que me lleve ventaja, me gusta que lo sepa todo sobre mi, porque me temo que si un día me deja de llevar ventaja dejará de venir y eso, sencillamente, no puede pasar.

¿Cual fue el último descubrimiento musical que realmente te cautivó?

El nuevo disco de T.I. “Paper Trail”

¿Qué canción te pone de buen humor?

“Copacabana”, pero no la de Barry Manillow, la versión original, la brasileña.

¿Recuerdas algún disco que hayas escuchado una y otra vez hasta acabarte el material con el que esta hecho?

“The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”. Nunca volveré a disfrutar la música como cuando tenía16 años y me encerraba a escuchar ese disco una y otra vez con los audifonos puestos.

¿Alguna vez te han dicho que tienes una memoria impresionante?

Si, eso dicen mis amigos. Por eso me dedico a esto.


Aquí, la versión Re-mix de "IndRks!", Snif!
(click en la foto para ampliar)

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posted by drneon at 1:19 PM | Permalink | 5 comments




Sunday, October 04, 2009
Black Beauty rodando bajo la tutela del padre Judas

"Then we race together. we can ride forever
Wrapped in horsepower, driving into fury
Changing gear I pull you tighter to me."

"Turbo Lover"
Judas Priest


Me gusta salir a rodar escuchando canciones que hablen de motocicletas. Por eso, tengo mi ipod repleto de temas de Judas Priest, la mítica banda de Birmingham que ha logrado conjuntar como pocos el placer de viajar en dos ruedas y disfrutar del heavy metal.

Me parece sensacional como el factor musical puede convertir una rodada cotidiana en toda una experiencia placentera. Escuchar el rugido de la Black Beauty al pasar de tercera a cuarta mientras un buen riff de guitarra acompaña su motor siempre me ha parecido alucinante. Hay tantas canciones de Priest que le vienen bien a la experiencia motera que es difícil recomendar alguna, pero evidentemente "Turbo Lover", "Freewheel burning" y "You got another coming" llevan la delantera por sus aluciones al motociclismo.


Mientras la voz de Rob Halford retumbaba en mis oidos, las ruedas de la Enticer se deslizaban por los solitarios caminos del Estado de México rumbo al poblado de Villa del Carbón vía Tepotzotlán - San Francisco Magú y San José del Vidrio (no se rían, asi se llaman, ¿a poco no parecen nombres de pueblos de caricatura?).

Decidí iniciar las rodada después de las dos de la tarde para evitar los inclementes rayos del sol. Planeaba llegar al centro de Villa del Carbón antes de las cinco para visitar el pequeño museo de la cultura otomí que supuestamente se alberga en ese poblado, pero la curiosidad por un atractivo llamado Presa de la Concepción me hizo hacer una pausa en mi recorrido.



Aunque en la Presa no hay grandes atractivos, es posible pescar algunas especies endémicas de peces como charales y truchas. Pero cuidado, no es raro que los anzuelos de sus cañas regresen a la superficie con alguna serpiente de agua. La presa de La Concepción comenzó a construirse en 1943 para alamacenar agua de temporal destinada a la agricultura. Su capacidad máxima es de 12,500,000 m3 de agua y en su ramal confluyen los ríos Hondo de Tepotzotlán y el canal de la Margen Izquierda.

Desgraciadamente, y como suele ocurrir en todo México, la implacable mancha urbana avanza y rodea las concentraciones de agua que fueron erigidas para riego y que en un entorno urbano representan un inminente riesgo para los jovenes que motivados por el candor del momento y la imprudencia de su edad, suelen reunirse en el punto para beber y realizar fogatas que en más de una ocasión terminan en tragedia.



A las orillas de la presa pude ver varias cruces que recuerdan a las personas (casi todas adolescentes) que han muerto ahogadas. Si bien las cruces resultan perturbadoras para el paseante, su presencia es un recordatorio de los terribles riesgos que se corren al desafiar las corrientes del fondo de las aguas.

Continué mi viaje hasta llegar al pueblo de Magú, que por estas fechas celebra su fiesta anual. Como en muchos pueblos del país, la feria del santo patrono local amerita la instalación de una feria con juegos mécanicos, puestos de antojitos mexicanos, pan de pueblo y un magno baile que en esta ocasión correrá por cuenta de la internacional Sonora Santanera jeje.

Después de cruzar el pueblo por el libramiento, me enfilé hacia San José del Vidrio, otro poblado sin mayor atractivo que los paisajes boscosos de la sierra del Estado de México. Aunque al llegar a este punto llevaba un ritmo de 70 km/h en promedio, al llegar al entronque de Nicolas Romero me di cuenta que disponía de menos de 3 horas de luz natural para llegar a Villa del Carbón y emprender el regreso, por lo que decidí dejar la visita a este municipio para después y regresé a Izcalli por la carretera que lleva al Lago de Guadalupe y a Villa Nicolas Romero.



En el camino de regreso pasé por el poblado de Tepojaco. La verdad fue muy triste ver el grado de depredación urbana en esta zona, pues mientras en Magú y Tepotzotlán se respira un agradable aire pueblerino, en este municipio, en el que el entorno natural debería ser el mismo, lo árboles han sido depredados y la mancha urbana ha convirtido el lugar en un insalubre y polvoso conjunto de casas mal hechas con vialidades llenas de microbuses y en donde es común ver perros callejeros rumiando en los abundantes tiraderos de basura que flanquean el camino.

Aunque el regreso a casa por esta vialidad fue un poco más veloz, definitivamente en mi próxima rodada rumbo a Villa del Carbón recorreré el camino por la ruta de Tepotzotlán, ya que aunque la carretera es más larga y de solo dos carriles, el camino ofrece el tipo de paisajes que buscamos los viajeros cuando salimos a rodar.

Muchas gracias por llegar a este punto del relato, especialmente a la prolífica comunidad de blogueros de la naciente motorutamexico y a los lectores anónimos que visitan este humilde blog, como mi misterioso lector de San Antonio, Texas... (¡Venga un comment, déjanos conocerte!)

Hasta la próxima rodada, ¡Nos vemos en el camino!

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posted by drneon at 11:09 PM | Permalink | 9 comments