Quienes escribimos reseñas casi siempre tratamos de "interpretar" la obra de un artista, sin reparar que quizas ni los mismos músicos, escritores o artistas plásticos pueden explicar cabalmente su trabajo.
En el caso de las reseñas musicales, a menudo se publican artículos plagados de figuras poéticas: "Tonalidades sonoras", "tesituras instrumentales", "paisajes emocionales", you name it.
Me da la impresión que cuanto mas abusamos los colaborador editoriales de estos lugares comunes, mas confundidos estamos acerca de lo que la música transmite a quien la escucha.
De entre todos el arsenal de adjetivos, el que más me causa pavor es el de: "atmósferas melancólicas", y es que no sé como hablar del término melancolía sin asociarlo a estados emocionales como la tristeza o la depresión, cuando todos estos sentimientos son tan solo una dimensión del término.
Tal vez la definición mas cercana que alguna vez se haya escrito es la del extraordinario escritor francés Victor Hugo, cuando hablaba de la melancolía como: "La alegría de la tristeza".
Hay un grupo que ultimamente no puedo dejar de escuchar y que transmite perfectamente ese feeling, se llama Earlimart, y como escribí en el número de diciembre de 2007 de la revista Círculo Mix Up: "su música opera como una granada de fragmentación que dispara esquirlas emocionales en torno al escucha, por lo que es casi imposible que alguien con un gramo de sensibilidad se salve de ser impactado por la belleza armónica de sus canciones".
Aquí, una versión digital del fabuloso Treble & Tremble de Earlimart:
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Muy buen aporte. Gracias.