Se cumplen 150 años de la publicación de la teoria de la evolución en la que Charles Darwin afirma que provenimos de los changos. Momento ideal para escribir un post que no tiene mucho que ver con la evolución, sino con las costumbres milenarias que por cientos de años se mantienen vigentes como una herencia de nuestros ancestros precolombinos.
Uno de los libros que terminé de leer este año es la "Relación de las Cosas de Yucatán", escrita por Fray Diego de Landa en un esfuerzo por librarse del mal Karma que le acarreó el haber quemado miles y miles de códices que resguardaban no solo hechos históricos de la civilización maya, sino conocimientos prácticos en cuanto a medicina, ingeniería y cálculos matemáticos para predecir fenómenos meteorológicos concebidos al observar las estrellas.
Con razón el mentecato del Padre Landa veía como los aldeanos, descendientes de los grandes cacicazgos mayas lloraban desconsoladamente al ver arder su historia. No dudo que de este cargo de conciencia haya surgido la necesidad de registrar, al menos de manera burda, los usos y costumbres de la vida cotidiana que veian en estas comunidades, usos y costumbres que aún persisten en nuestros días y no solo en las comunidades rurales, sino incluso en zonas urbanas.
Estos son algunos de los paralelísmos que encontré entre los mexicanos de hoy en día y nuestros ancestros prehispánicos:
Costumbres referentes al año nuevo:
"El primer día del Pop es el primero del primer mes de los indios, era su año nuevo y, entre ellos, fiesta muy celebrada porque era general y de todos; y así todo el pueblo junto, hacía fiesta a todos los idolos. Para celebrarla con más solemnidad, renovaban en este día todas las cosas de su servicio, como platos, vasos, banquilíos, y la ropa vieja y las mantillas en que tenían envueltos a los idolos. Barrían sus casas y la basura y los trastos viejos echabanlos fuera del pueblo, al muladar y nadie, aunque los hubieses menester, los tocaba."
Es bien sabido que en la tradición del año nuevo en México se conjuntan tradiciones cristianas y precolombinas, como por ejemplo el rito religioso de "ir a dar gracias" a la iglesia por los favores recibidos en el año. Después de la costumbre religiosa, se acostumbra estrenar alguna prenda (generalmente ropa interior) y barrer la casa de adentro hacía afuera, expulsando la basura (y las vibras malas) hacía al exterior tal y como hacían nuestros ancestros Mayas y Tzetzales.
Costumbres religiosas cotidianas:
Idolo religioso de ahora: San Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles
Costumbres funerarias:
"A los señores y gente de mucha valía quemaban los cuerpos y ponían las cenizas en vasijas grandes, y edificaban templos sobre ellas, como muestran haber hecho antiguamente los que se hallaron en Izamal. Se halló que echaban las cenizas en estatuas huecas, hechas de barro."
La cremación, una práctica funeraría tan común hoy en día, fue una costumbre Maya que los españoles calificaron de "salvaje" comparada con los "civilizados" ritos de "la santa sepultura".
Aún en nuestros días, prevalece la creencia de que una construcción de grandes dimensiones requiere del sacrificio humano para ser consolidada.
Recuerdo que en una escena del documental de Juan Carlos Rulfo, "En El Hoyo", una trabajadora de la construcción dice que una obra tan grande como el segundo piso del periférico del DF (tema central del film) invariablemente reclamaría varias vidas humanas, pues de lo contrario la estructura se vendría abajo. Al final, por una razón u otra, los accidentes en la obra cobraron la vida de varios trabajadores antes de que el circuito elevado fuera inaugurado.
Y por supuesto, la méndiga maña de emborracharse y celebrar en grande
"Que los indios eran muy disolutos en beber y emborracharse, de lo cual les seguían muchos males como matarse unos a otros.
Y que hacen el vino de miel y agua y cierta raíz de un árbol que para esto críaban, con lo cual se hacía el vino fuerte y muy hediondo.
Que muchas veces gastaban en un banquete lo que en muchos días mercadeando y tompeando ganaban, y que tienen dos maneras de hacer fiestas. La primera obliga a cada uno de los convidados a que hagan otro tal convite y otra manera es entre parentelas cuando casan a sus hijos o hacen memoria de sus antepasados".
Las celebraciones a las que Landa se refiere fueron animadas con el consumo indiscriminado de Balché, bebida tradicional elaborada con agua, miel y la raíz del árbol del mismo nombre que aún se elabora en algunas comunidades de Chiapas.
En México, las fiestas se hacen a lo grande o sencillamente no se hacen. Gastarse todo el aguinaldo o los ahorros familiares no está a discusión si trata de celebrar un bautizo, unos 15 años o una boda en la que invariablemente se bebe hasta caer al suelo. Menos mal que en 1566 no existía el Monte de Piedad, porque seguramente ahí habrían ido a parar muchos arcos y flechas como ocurre actualmente después de las fiestas o los periodos vacacionales.
¡Somos tan parecidos!
Dicen por ahí que la vida se vive hacía adelante, pero solo puede entenderse hacia atrás... así que si les apetece conocer más de nuestras similitudes con nuestros antepasados, les recomiendo este libro, cuya versión en PDF puede descargarse desde este link:
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Oye, ese libro se antoja. Pues si, que mas le quedaba hacer despues de carbonizar siglos de historia. Supongo que cuando se quemó la biblioteca de Alejandría pasó lo mismo. Ahhh el hombre...